Quiero compartir con los lectores, una curiosa anécdota que el otro día compartía D. Pedro Carmona Úbeda, que a él le llegó mediante testimonio de testigos directos, y que tuvo lugar hace 86 años.
La historia tuvo como protagonista al cantaor Manuel Vallejo, que allá por el año 1928, llegó hasta Arjonilla, para actuar sobre las tablas de uno de los teatros de Arjonilla. Al parecer Vallejo era muy supersticioso y tenía unas manías peculiares; tal es que en el patio de butacas había escaso público, por lo que decidió no actuar ante tan pocos asistentes.
Por negarse a cantar, el conocido cantaor fue arrestado y llevado a los calabozos de Arjonilla, donde permaneció en la detenido.
Años más tarde, otro conocido cantaor de flamenco, que había acompañado en las giras a Vallejo durante mucho tiempo, llegó hasta Arjonilla, para actuar con motivo de la festividad de la Fiesta de la Espiga.
Las autoridades y entendidos en el cante, le contaron la anécdota ocurrida a famoso cantaor. Fue entonces cuando el cantaor y compañero que lo conocía muy bien, corroboró las supersticiones de Manolo Vallejo, refiriendo una anécdota que le sucedió en otra ciudad, donde a Vallejo, se le asignó unos camerinos, junto a los que había almacenados ataúdes... al ver los féretros y debido a su gran superstición, Manuel Vallejo se negó a cantar, por lo que también fue detenido y llevado a la cárcel. Las manías de este cantante lo llevaban a veces, de cárcel en cárcel....
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